8
de julio
La
primera tarea del día era localizar donde podía comprar el permiso
de pesca; nos vamos a la oficina de turismo a preguntar, me indican
en primer lugar la tienda que ya sabíamos que estaba cerrada el
lunes, se lo cuento y me indican otro lugar en un polígono a las
afueras, pregunto si estará abierto llaman por teléfono y les
responden que está abierto. Nos vamos hacia allí y entramos en la
gran nave llena de artículos de pesca, busco al responsable le digo
lo que quiero y me dice que no existe la licencia para todo el
departamento del Doubs, sino que en cada lugar hay una diferente,
allí la que venden sirve sólo para el lago Saint-Point. Le pregunto
donde puedo comprar el permiso para el río Doubs y me dice que no
sabe... Un poco mosqueados nos vamos de allí, ya encontraríamos el
permiso en otro sitio.
Nos
dirigimos a visitar el castillo de Joux. Este castillo de origen
medieval, próximo a la frontera suiza, pasó por diversas manos: los
señores de Joux hasta 1410, luego Felipe el Bueno, más tarde pasó
a manos de Carlos V en 1530, por último en 1674 Luis XIV invadió el
Franco-Condado y ocupó el castillo. De esa época datan las
fortificaciones erigidas por Vauban. Durante la Revolución Francesa
se convirtió en prisión del Estado. Aunque en realidad, según nos
contaron, siempre se utilizó como prisión.
Cuando llegó el barco comenzaron a bajar los pasajeros y comprobamos emocionados que se trataba de un grupo de discapacitados de todo tipo que iban acompañados de tres o cuatro monitores que descendían las sillas de ruedas una a una con la ayuda de la tripulación y un par de voluntarios que se añadieron rápidamente al grupo. Alguno de los viajeros podía caminar por si mismo y ayudó también a descender a sus compañeros. Escenas como ésta nos reconfortan con la especie humana, tantas veces tan negativa y agresiva para sus semejantes y para el entorno.
Por allí pasaron presos
célebres, nobles, ilustrados y el llamado primer general negro
Toussaint Louverture. Fue el jefe de los rebeldes en la isla de
la Española contra las tropas absolutistas, con la Revolución fue
nombrado jefe de las tropas locales, llegando a ser general. Con la
llegada al poder de Napoleón se instaura otra vez la esclavitud en
la isla. Toussaint es capturado y encarcelado en el castillo de Joux,
donde moriría meses después. En la celda que ocupó se conserva una
copia de la carta que dirigió a Napoleón: El primero de los
Negros escribe al primero de los Blancos...
El castillo está situado en lo alto de una colina y las
fortificaciones lo hacían inexpugnable, es un verdadero monumento de
la arquitectura militar.
La climatología, especialmente en invierno, es durísima. Las condiciones de vida son insalubres, en casi todos los lugares las piedras rezuman. En invierno las temperaturas pueden descender hasta los 40 º bajo cero.
Se visitan galerías, estancias, patios y por una escalera de 212 peldaños se desciende hasta la entrada de un pozo de 120 mts de profundidad excavado en la roca.
Después
de la visita del castillo nos ponemos en marcha con la intención de
comprar el permiso de pesca, paramos en dos pueblos a orillas del
Doubs y no saben donde los puedo comprar, llegamos hasta Morteau,
aquí comemos y después nos vamos en búsqueda del famoso permiso,
en una tienda de pesca nos dicen que lo venden en un despacho de
tabacos y loterías. Hace mucho calor y nos toca caminar las calles
en cuesta de la población bajo el sol, llegamos al estanco y sí lo
tienen pero solamente para un tramo próximo a esa población, que
no me gusta para pescarlo. Estoy a punto de renunciar a pescar por
las dificultades, pero Tere insiste en que lo busquemos en otro
lugar, un pueblo alejado del río unos diez kilómetros del que ella
tiene referencia sacada de un página de pesca en internet. Llegamos
allí, como último recurso, y por fin me venden un permiso para un
tramo del río que, sin ser el más apetecible de los vistos, me
puede servir y lo compro, me cuentan los límites del tramo y vuelvo
con el mapa de carreteras para que marquen en él donde están los
límites, y son incapaces de encontrarlos en el mapa.
Bajamos
hasta el río y elijo un lugar que tiene un aparcamiento sobre hierba
a la sombra. Está en un desfiladero. Me visto de pescador y me lanzo
al río, lo primero que me llama la atención es la elevada
temperatura del agua, lo que me hace dudar de que allí pueda haber
truchas. Al cabo de un par de horas de pesca, mis sospechas se
confirman, hay peces, de hecho pesco 6 o 7 peces, pero no truchas.
Sin embargo un cartel indica su existencia.
He
pasado un rato divertido, aunque tanto esfuerzo para buscar el
permiso no se ha visto suficientemente recompensado. Esta ha sido la
engañifa del día, y fue de las peores del viaje.
Terminada
la pesca nos vamos a Villers-le-Lac, aparcamos en el parking del
embarcadero, que es de pago, salvo que se realice el crucero por el
Doubs. Nos vamos a la recepción que está cerrada. Mañana
compraremos el billete.
9
de julio
De
buena mañana voy a la recepción a comprar los billetes, les
presento un vale de descuento que teníamos y me dicen que es para un
barco de la competencia, no obstante como habíamos pernoctado decido
sacar los billetes en esta compañía, pago con un billete de 50€ y
no tienen cambio, yo no llevo tarjetas de crédito en ese momento.
Quedo en volver más tarde y antes de marcharme pregunto por el barco
y resulta que es de los que van cubiertos, sin posibilidad de ir al
aire libre. Dadas todas esas circunstancias negativas, decidimos
irnos a la competencia, es más barato, se navega al aire libre y
además el barco se impulsa con energía solar con lo que la
navegación será más agradable.
La
excursión en el barco se hace aguas abajo del Doubs, a mitad de
recorrido el río hace frontera entre Francia y Suiza, se pasa por
lugar muy bellos, y alguno tan curioso como una roca en la orilla
suiza en la que ha crecido un abeto hacia abajo.
Desembarcamos
y recorremos la senda que lleva hasta el grandioso salto del Doubs,
en el que un grupo de bomberos están haciendo prácticas de rescate.
Deshacemos
el camino y volvemos al embarcadero a esperar el barco de regreso,
hace bastante calor. Caminamos un poco por la orilla del río y
encontramos muchas fresas silvestres que nos dulcificaron la espera.
Cuando llegó el barco comenzaron a bajar los pasajeros y comprobamos emocionados que se trataba de un grupo de discapacitados de todo tipo que iban acompañados de tres o cuatro monitores que descendían las sillas de ruedas una a una con la ayuda de la tripulación y un par de voluntarios que se añadieron rápidamente al grupo. Alguno de los viajeros podía caminar por si mismo y ayudó también a descender a sus compañeros. Escenas como ésta nos reconfortan con la especie humana, tantas veces tan negativa y agresiva para sus semejantes y para el entorno.
Realizamos
el viaje de vuelta disfrutando del paisaje y satisfechos por todo lo
que hemos visto. Ya en tierra nos ponemos en ruta hacia el siguiente
destino Ornans, en la carretera comprobamos que en Doubs conducen
alocadamente como si fueran saboyanos, nada que ver con la relajada
conducción de los del Jura. Paramos a comer en un aparcamiento a la
sombra, y de postre encontramos otras pocas fresas.
En
Ornans nos dirigimos a uno de los campings de los que teníamos
referencia, está demasiado alejado de la población y optamos por ir
al otro, después de atravesar el pueblo vemos las señales del
camping, hasta que desaparecen. Llegamos hasta el pueblo siguiente y
no lo vemos, Isabel tampoco es capaz de dar con el acceso, después
de alguna vuelta más vemos en un giro sobre un puente, una señal
del camping de color azul como las que hay en la autopistas, hasta
entonces las señales del camping eran sobre fondo blanco, como en
todas partes. En fin la mala engañifa del día.
Por
fin accedemos al camping, nos instalamos y nos vamos al pueblo.
Ornans es una bella población, como tantas otras conocida como la
Venecia de..... Construida a ambos lados del río Loue. Tiene
rincones realmente encantadores y la recorremos detenidamente.
Volvemos
al camping y presenciamos en la lejanía otra hermosa puesta de sol.
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