Llegamos
a Chamonix sobre las 7 de la tarde, vamos directamente al parquing
Galpon, de pago. Hace bastante frío, nos acercamos hasta la base del
teleférico comprobamos los horarios y vemos la previsión
meteorológica para el día siguiente, que es ideal pues estará
despejado todo el día. Nos damos una vuelta por el pueblo, que a esa
hora está desierto, regresamos a la auto y ponemos la calefacción
un rato pues la temperatura ha bajado mucho.
26
de junio
Amanece
despejado y soleado según lo previsto. Sobre las 10 nos vamos a la
cola del teleférico. Tras más o menos una hora de espera nos
montamos en la cabina del primer tramo, que nos lleva hasta el plan
de l'Aguille a 2317 mts. Nos toca esperar unos 15 minutos antes de
montarnos en la segunda cabina. Supongo que una de las razones de la
demora entre una cabina y la siguiente es que los cuerpos se vayan
acostumbrando a la altura. La segunda cabina nos dejó en la
plataforma de L'aguille a 3.777 mts y aquí tomamos un ascensor que
nos eleva hasta los 3.842 mts. Con una temperatura de -3º.
Afortunadamente el cielo está casi totalmente despejado, la visión
no puede ser más espectacular: picos nevados de todas las formas
imaginables, glaciares, montañas suizas al norte e italianas al
este, alpinistas escalando, marchadores sobre la nieve, diminutos
puntos rojos sobre el mar de hielo (que resultan ser tiendas de
campaña) y al suroeste el Mont-Blanc 1.000 metros más alto todavía,
aunque se tiene la ilusión óptica de que casi se puede tocar con la
mano. Nos hinchamos a hacer fotos.
En algún momento sufrimos un poco el mal de altura, nos olvidamos de la altitud a la que
estábamos y nos movíamos como si estuviéramos a nivel de mar, pero
tras un momento de descanso recuperamos el tono y a seguir
disfrutando, eso si más pausadamente.
Yo
había estado allí 37 años antes, también en un día despejado,
aquello fue una aventura inolvidable. En esta ocasión disfruté más
todavía, la inmejorable compañía y la madurez son las responsables
de ello.
En
la bajada hicimos una parada en el Plan de l'Aguille y nos sentamos
en la terraza a tomarnos un chocolate calentito, las nubes empezaban
a crecer, pero a nosotros nos habían respetado.
Una
vez en Chamonix la temperatura había subido hasta los 21º y tuvimos
que empezar a quitarnos capas de ropa a pasos agigantados. Comimos, y
nos fuimos a pasear por el pueblo, estuvimos de tiendas. Aquello
parece un gran centro comercial en el que no falta ninguna de las
grandes marcas de ropa deportiva. Yo al final piqué y me
compré una camiseta de manga larga, con la idea de usarla para
pescar.
Nos sentamos en una terraza al sol y descubrimos una bella
engañifa,
que como no podía ser de otra manera estaba
dedicada al mundo del alpinismo.

Regresamos
a la auto y nos fuimos a dormir al aparcamiento de Sallanches que ya
conocíamos. Al sacar la camiseta de la bolsa me doy cuenta que no
concuerdan el precio de la etiqueta y el que figura en el ticket, me
han cobrado 13,50€ de más. Habrá que volver mañana a reclamar.
27
de junio
Volvemos
a Chamonix a reclamar el precio de la camiseta, estamos a 10º y está
nublado, nada que ver con el día de ayer ¡Que bien elegimos el día
para subir al L'Aguille!. Llegamos a la tienda a reclamar y de
primeras el empleado nos dice que el error está en el etiquetado, a
lo que le respondo que si es así que no quiero la camiseta y que me
devuelvan el dinero. No sabe hacer la devolución, llama al jefe y
éste al cabo de un rato me ofrece la posibilidad de darme los 13,50€
en efectivo, acepto y nos vamos, se despide con el consabido desolé.
Emprendemos
el camino hacia Le petit Bornard con la intención de pescar en un
tramo del río Borne recomendado por los de la tienda de Aneky. Por
el camino pasamos por el valle y las gargantas del Borne,
espectaculares, el río es precioso va un poco crecido pero es pescable.

Nos
vamos hacia La Roche sur Foron, en el camino nuestra Isabel, la chica
del GPS, nos hace una de sus jugarretas y nos toca dar una vuelta
turística a la zona sin venir a cuento. En esa excursión
atravesamos dos pasos a nivel más, hasta ahora no había hablado de
ello pero nos sorprendió mucho la cantidad de pasos a nivel que
hemos atravesado en esas regiones de Francia. Sabíamos que para
acceder al área de La Roche, el camino era algo complicado, así que
decidimos aparcar en otro lugar e ir andando a reconocer el camino.
Lo intentamos en otros tres aparcamientos que tenía localizados, fue
imposible, al final y después de atravesar todo el centro del pueblo
conseguimos aparcar junto a un hospital, en un lugar en principio
prohibido pero no había más alternativa. Fuimos andando al área y
efectivamente el acceso era complicado y estaba muy lleno. Así que
optamos por dejar La Roche para otro momento y nos fuimos al
aparcamiento-área de St. Pierre en Faucigny que está junto a la
estación del tren. Era jueves por la tarde y la cita con nuestros
sobrinos era para la mañana del sábado, así que teníamos que
ocupar el viernes en algo no previsto. Nos acercamos a la estación
vimos los horarios y decidimos que nos iríamos en tren a Ginebra. Se
puso a llover y lo estuvo haciendo el resto de la tarde y toda la
noche.
28
de junio
Nos
dirigimos a la estación a confirmar los horarios y a comprar los
billetes. La estación está cerrada y no hay máquina para poder
comprarlos, en el panel de los horarios hay una nota que indica que
los billetes se adquieren en el propio tren.
Sabíamos
que debido a unas obras el tren no llegaba hasta Ginebra, había que
bajarse en La Roche (siguiente parada) y allí un autobús de la
compañía ferroviaria nos llevaría a Ginebra. Existía también la
posibilidad de ir en tren hasta Aneky (40km) y allí tomar otro tren
hasta Ginebra.
Nada
más montarnos en el tren se nos acerca el revisor, le pido dos
billetes hasta Ginebra, me habla de las dos opciones, le digo que
queremos la del autobús, teclea en la maquinita y me dice que son
59,80€, y que podemos optar por cualquiera de las dos opciones. Me
quedo sorprendido y sin capacidad de reacción, ya estábamos
llegando a la parada en la que nos teníamos que bajar, y pago con
cara de bobo. A la vuelta nos costó 6€ el autobús y 1,80€ el
tren. Fue una de la mayores engañifas malas del viaje. Lo que más
nos sorprendió es que no podía quedarse él con el dinero pues nos
expidió el billete oficial. ¿Por qué lo haría? ¿Por timar a unos
extranjeros?....
El
recorrido en bus fue agradable, aunque había mucho tráfico y
entraba y salía de Annemasse. La conductora era encantadora y estaba
de muy buen humor a pesar de que le hicieron varias pirulas los
conductores de otros vehículos, siempre las solucionaba con una
sonrisa.
En
Ginebra visitamos el casco antiguo y la catedral, todo nos resultó
caro, sacamos 40 francos suizos y pagamos indistintamente en francos
y en euros, y nos aplicaron tipos de cambios muy diversos.
Encontramos algún suizo muy amable que se ofreció a ayudarnos al
vernos consultando el plano de la ciudad. Pero lo que más nos
sorprendió fue la cantidad de españoles que vimos, cada dos por
tres oíamos hablar en nuestro idioma, gentes de todo tipo y
condición, muchas familias con niños. A nuestro entender Ginebra no
tiene demasiados atractivos turísticos como para que hubiera tanto
turista con niños en el mes de junio. ¿Serían fugadores
de dinero?
De
Ginebra lo que más nos gustó fue la catedral, en especial algún
detalle de la sillería del coro, las vistas desde la torre y el
ayuntamiento.
Después
de mal comer, caro y malo, nos dimos una vuelta por la orilla del lago
Leman, tomamos un café muy bueno y muy caro (3,70€ cada uno) y nos
volvimos a coger el autobús. Llegamos a St. Pierre y antes de
encerrarnos en la autocaravana dimos un paseo por el pueblo, que no
tiene ningún encanto, cuando volvimos encontramos libre un enchufe
del poste de servicio del área y nos conectamos, ahorraríamos unas
horas de gas. Llamé a mi sobrina y quedamos para el sábado sobre
las 10 de la mañana.
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