17
de junio
Justo
al lado del camping hay una gasolinera con el gas-oil a muy buen
precio, intentamos llenar el depósito, pero no pudimos pues parece
ser que estaban vacíos los tanques. Así que nos pusimos en ruta, ya
pondríamos gas-oil más adelante; como no había mucha distancia
hasta el siguiente destino, Chambéry, decidimos eludir la autopista
de peaje. Al cabo de media hora no habíamos avanzado casi nada,
debido al intenso tráfico y a los cientos de rotondas que jalonan
las carreteras francesas, eso sí encontramos una gasolinera con un
precio del litro más barato que en Madrid, nos quedamos con la
marca, por si acaso veíamos alguna más a lo largo del viaje. Con el
depósito lleno tomamos la autopista y llegamos en un suspiro a
Chambéry, después de soportar un atasco de 3 km, debido a que
habían quitado un carril para una obra inexistente.
Nos
fuimos directamente al aparcamiento del área municipal de
autocaravanas, y no encontramos sitio, todas las plazas estaban
ocupadas, nos fuimos a buscar otro lugar para aparcar y encontramos
sitio en un aparcamiento de pago, si bien no había que pagar hasta
las 4 de la tarde, abrimos las claraboyas a tope para ver si se nos
refrescaba algo la casa mientras comíamos, desplegué la
antena para ver las noticias y no encontró el satélite, no le dimos
importancia, aunque después recordé que escuché un golpe mientras
giraba la antena. Después de comer pusimos monedas para una hora y
nos fuimos a la oficina de turismo.
Chambéry
es la capital del departamento de Saboya, no formó parte de la
República francesa hasta el siglo XIX. El barrio madrileño de
Chamberí debe su nombre, al parecer, a que las tropas napoleónicas
instalaron un cuartel en la actual plaza de Chamberí y le dieron ese
nombre, que luego se extendió a todo el barrio. En el camino de ida
y vuelta a turismo descubrimos que la ciudad tiene un pequeño casco
histórico muy interesante. De vuelta a la auto nos fuimos al
aparcamiento del área y aunque seguía lleno encontramos un hueco y
allí nos quedamos. Charlamos un rato con unos maños que acababan de
llegar y nos fuimos a recorrer la ciudad.
Después
de caminar por unas calles con algún palacio y alguna fachada
interesante llegamos a la plaza de la catedral de San Francisco de
Sales, allí nos encontramos con el maño que estaba con su perro,
mientras su mujer visitaba la iglesia, nos comentó que él ya la
había visto y que lo interesante estaba dentro. Efectivamente nada
más entrar resulta apabullante la decoración de sus muros y
bóvedas, parece una obra maestra de la arquitectura flamígera y es
una obra maestra, pero de la pintura, según el folleto
explicativo que encontramos, alberga la mayor colección de pintura
trampantojo de Europa. En el folleto traducían al español el trompe
l'oeil por engañifa. De ahí que a partir
de ese momento decidimos utilizar el término engañifa en vez de
trampantojo, ya que si bien su significado en el diccionario no es
exactamente el mismo, podemos considerarlo como sinónimo. Bueno y
basta de palabrería, ya va siendo hora de poner alguna imagen de
esas engañifas.
Visitamos
el resto de lugares previstos de la ciudad: el castillo, por fuera,
la fuente de los elefantes, las calles bajas del castillo y de la
cruz de oro. Aunque ya estábamos cerca de las montañas el calor era
asfixiante.
La ciudad tiene cierto aire italiano, no en vano
perteneció a la casa de Saboya durante siglos.
Alguna calle con
muchos soportales y edificios con muros rosados podría estar en
cualquier ciudad del norte de Italia.

Regresamos acalorados a la auto y nos esperaban dos sorpresas desagradables, por un lado el frigorífico no funcionaba, la luz del gas parpadeaba. Repetí la operación de apertura de la bombona y comprobamos con la cocina que el gas no salía, inevitablemente nos acordamos de la avería de hace dos años en Alemania, no obstante cambié la bombona y se disiparon las dudas, solo se trataba de que se había acabado la anterior bombona, el problema grave se transformó en leve. Teníamos más de un mes de viaje por delante y solo disponíamos de una bombona, según mis notas una bombona nos dura más o menos un mes, así que podíamos tener dificultades al final del viaje, decidimos usar los campings más de lo previsto para ahorrar gas. Que bien nos iba a venir el infiernillo que compramos en Alemania en 2011.
Una
vez resuelto el problema del gas, nos vino el segundo. Volví
a desplegar la antena y seguía sin encontrar el satélite Hispasat,
así que nos quedamos sin televisión para el resto del viaje. Al día
siguiente llamaríamos al taller de Elche a ver que nos decían. Sin
duda el golpe de la parabólica contra la claraboya había tenido
algo que ver.
18
de junio
El
siguiente destino era Aix les Bains, a muy pocos kilómetros de
Chambéry; fuimos directamente al camping según lo previsto, nos
instalamos y sacamos la moto del garaje, esta noche no nos olería a
gasolina en la cama. Antes de comer nos dimos una vuelta por el lago
Bourget, llegamos hasta el puerto y sacamos los billetes para ir al
día siguiente en barco hasta la abadía de Hautecombe.
El
lago de Bourget es de origen glaciar y es el lago natural más grande
de Francia, a pesar de estar rodeado de macizos montañosos se
encuentra solamente a 232 metros de altitud lo que explica que la
temperatura de sus aguas sea alta, por la tarde lo comprobaríamos en
nuestros cuerpos.
Antes
de comer hicimos otro intento de sintonizar el satélite, tampoco
está vez lo encontró. Definitivamente nos quedábamos sin
televisión para el resto del viaje. Comimos un bonito con tomate
casero que llevábamos congelado y al aprés-midi, como dicen los
franceses, cogimos la moto y nos fuimos a Le Bourget du Lac que está
a unos 12km. Había bastante tráfico y circulamos todo lo que
pudimos aprovechando el carril-bici para quedar lo más lejos posible
de los coches.

En los dominios del priorato se conservan unos hermosos y floridos jardines que recorrimos buscando sus sombras pues el calor apretaba de lo lindo.
Entramos
en la panadería a comprar pan y agua fresquita, la chica que nos
atendió tenía una abuela malagueña, y amablemente nos guardó el
pan hasta que regresamos del paseo que nos dimos hasta el lago para
llegar al observatorio de aves. El camino por las orillas del río
fue muy agradable, antes de llegar al observatorio se pasa por las
ruinas de un castillo. Nos quedamos un buen rato observando y
fotografiando a las aves que vimos: patos, cormoranes, garzas,
fochas...
En el camino de regreso al pueblo, al pasar por el túnel
de debajo de la carretera vimos unos grafitis muy guapos que reflejan
los lugares más interesantes del pueblo.
Recogimos el pan y regresamos al camping y aún tuvimos tiempo de ir a darnos un baño a una playa del lago, eran las 7 de la tarde y el agua estaba calentita. El baño nos sentó estupendamente después del caluroso día que habíamos tenido.
19 de junio
Sin
los vapores de gasolina de la moto, dormimos a pierna suelta, y
después de desayunar y ducharnos nos fuimos a Aix les Bains,
recorrimos la parte histórica, incluidos sus restos romanos,
descubrimos alguna engañifa mural y subimos hasta el museo Faure: es
un pequeño museo que alberga unas cuantas esculturas de Rodin y
obras de pintores impresionistas, es pequeño y coqueto; eso sí no
tenía aire acondicionado y sudamos la gota gorda.
Antes
de bajar al camping nos dimos una vuelta por el mercadillo y volvimos
a comprar espárragos, tomates y frutas.
Comimos
temprano para estar en el puerto antes de las 14,30 hora de salida
del barco (los horarios franceses son así, la máxima actividad se
desarrolla después de la comida, en el aprés midi, entre las 13,30
y las 18,30 aproximadamente).
La
travesía por el lago fue tranquila, aunque tuvimos que pelear para
conservar nuestros sitios en la popa del barco, la única
descubierta, con los franceses que nos querían echar sibilinamente,
metiendo la rodilla, el codo, empujando etc..., el colmo fue que a la
vuelta estaba yo de pie delante de mi silla haciendo una foto y una
francesa preguntó si había alguien en la silla, a lo que yo
respondí con una sonrisa “Oui, c'est moi”. Las vistas de la
abadía desde el barco son espectaculares, pero la visita resultó
una engañifa de las malas.
Es a horario fijo y con audioguía
que no se puede manipular, con lo que hay que tragase el rollo que te
están contando, que se centraba casi exclusivamente en explicar las
tumbas, que se van iluminando cuando empieza la explicación de la
misma, y para colmo no se pueden hacer fotos, aunque Tere les robó
alguna. Vamos, una engañifa en toda regla, la primera de este tipo
del viaje..... vendría alguna más.
Estuvimos
esperando el barco de vuelta casi media hora, que se hizo pesada,
pero había que asegurar los puestos en la popa.
Al regreso se
levantó el viento y había oleaje. Pasamos muy cerca de la orilla
del pico más famoso de los que rodean el lago, el diente del gato de
1.390 mts. Nosotros lo rebautizamos como el puto amo porque
nos recordaba la peineta de Bárcenas a los periodistas (el
Gran Wyoming llama así a Bárcenas)
(un largo paseo a orillas del lago, entre plátanos
alineados, cuyos troncos recordaban a los claustros de los
monasterios).
Después
de cenar nos conectamos a internet gracias a la red gratuita de Aix
les Bains y a la clave que nos dieron en la recepción del camping.
Fue la mejor conexión que hemos logrado en todo el viaje.
20
de junio
Nos
ponemos en marcha con dirección Annecy. Como Isabel, la mujer que
nos guía desde el GPS, dice Aneky nos resultó simpático y
decidimos rebautizar la ciudad como Aneky. Antes de llegar intentamos
que nos arreglaran la antena en Accesorios Narbona, nos dieron muchas
largas y se pasaban la pelota de unos a otros. Como no tenían el más
mínimo interés decidimos marcharnos rumbo al camping Belvedere,
está situado en la ladera de un monte a unos 2km del centro de
Aneky, pero para ir al centro hay mucha pendiente y el camino de
vuelta se hará penoso, así que sacamos la moto. Como su nombre
indica tiene buenas vistas sobre el lago, pero las plazas con mejores
vistas estaban ocupadas o reservadas. También dispone de conexión a
internet gratis, pero nada más que en los alrededores de la
recepción.
Aneky
es la capital de la Alta Saboya y está a orillas de lago del mismo
nombre, el segundo natural más grande de Francia, las aguas son de
un color increíble entre verde esmeralda y azul turquesa.
El
centro histórico es grande y muy bonito, está surcado por el rio
Thiou, desagüe natural del lago, y por varios canales. Además es
una ciudad muy animada, con terrazas por doquier, jardines, playas y
edificios muy hermosos.
Después de comer cogimos la moto y aparcamos junto al ayuntamiento y nos dirigimos a la oficina de turismo, donde nos atendió en nuestro idioma una chica muy amable. Emprendimos el camino hacia la tienda de pesca que tenía localizada para comprar la licencia, está en la parte moderna de la ciudad y un poco alejada del centro. Por el camino empezó a llover y nos tuvimos que refugiar en un centro comercial, la lluvia cada vez era más intensa. Nos tocó esperar un buen rato hasta que nos atendieron, los dos clientes que había se enrollaron mucho, pero bueno esto es normal en una tienda de pesca, en general los pescadores somos muy pesados.
Les
pedía la licencia para una semana, me la hicieron, pagué y me
dieron un mapa del departamento y sus ríos y me recomendaron un par
de tramos para la pesca a mosca.
A
la salida seguía lloviendo a cántaros, y nos mojamos bastante,
especialmente Tere pues no tenía una capa de agua en condiciones. Le
propuse que se refugiara y yo me iría al camping con la moto para
traer ropa y calzado seco, se quedó esperándome en el edificio
multiusos donde está turismo. A la ida me encontré con mucho
tráfico, pero lo sorteé bastante bien con la agilidad que permite
una motillo pequeña.
A mi regreso le di la ropa y el calzado seco a Tere, se cambió en los servicios y como había dejado de llover empezamos a recorrer Aneky siguiendo uno de los circuitos que propone el folleto de turismo, descubrimos rincones encantadores.
A mi regreso le di la ropa y el calzado seco a Tere, se cambió en los servicios y como había dejado de llover empezamos a recorrer Aneky siguiendo uno de los circuitos que propone el folleto de turismo, descubrimos rincones encantadores.
Nos sentamos en una terraza a tomar un vino, que nos pusieron con aperitivo, cosa rara en Francia. Volvimos al camping, pusimos a secar la ropa y el calzado, tuvimos que encender la calefacción un rato pues la temperatura había bajado bastante. Después de cenar me puse a mirar el mapa de ríos que me habían dado en la tienda de pesca y luego busqué la licencia y no la encontré. ¡Me la había dejado en la tienda! Así que al día siguiente habría que volver a buscarla.
21
de junio
Amaneció
soleado, bajamos en la moto a Annecy y continuamos con el recorrido
del folleto de turismo, visitamos todas las iglesias propuestas,
salvo la de S. Mauricio, no hubo manera las cuatro veces que fuimos
estaba cerrada aunque ponía horario. Otra engañifa de las malas.
Cogimos el autobús para ir a la tienda de pesca, y efectivamente la
licencia se había quedado en el mostrador. Regresamos al centro y
dimos una vuelta por el mercadillo instalado en los canales,
compramos los consabidos espárragos, tomates, melón y queso.
Volvimos a comer al camping y a la tarde tomamos el trenecillo
turístico que da una vuelta por el lago, estaba animadísimo, las
playas abarrotadas y había gente por todas partes. Esa tarde noche se celebraba la fiesta de la música y en cada rincón se estaba preparando un escenario para actuaciones de músicos en directo.
Nos
hicimos una foto en el famoso puente de los amores.
Terminamos el recorrido de los canales y subimos hasta el castillo, desde el que disfrutamos de una hermosas vistas, tanto del paisaje como de los bellos tejados y sus chimeneas.
Aneky
estaba abarrotada de gentes que habían acudido a la llamada de la
fiesta de la música, no se podía dar un paso. Esto no parecía
Francia.
Al
llegar al camping comprobamos que estaba abarrotado, no quedaba una
parcela libre y había muchos grupos de muchachos preparándose para
bajar a la fiesta.
Después
de cenar me fui a fregar los cacharros y según lo estaba haciendo
entraron tres españolas, no dijeron ni mú, pero al darme cuenta de
que hablaban en “cristiano” les dije: buenas noches, pero no
obtuve respuesta. Se dedicaron a ver las lavadoras y averiguar como
funcionaban, concluyendo, muy listas ellas, que funcionaban con
monedas de euro y se marcharon como habían entrado: sin decirme
nada. Como me habían ignorado no les saqué de su error, pues las
lavadoras funcionaban con jetones que se compran en recepción. Al
llegar a la auto comprobé horrorizado que estaban instaladas cerca
de nosotros, y aunque eran más de las 11 de la noche estaban las
familias hablando muy alto, los niños gritando y corriendo, incluso
alguno se acercó hasta la moto y la estuvo menando, tuvimos que
llamarle la atención. Nos acordamos del camping de Munich del año
pasado, cuando vivimos una historia semejante, de tres familias
españolas que se pusieron a cenar cerca de las doce de la noche y
estuvieron dando morcilla mucho rato. En ambos casos nos sentimos
avergonzados de nuestros compatriotas.
Amigo:
ResponderEliminarSobre la asignatura de Literatura sabemos que vas sobrado. La de fotografía veo que también la tienes enfocada, incluso con notable alto, diría yo. Ahora bien, quiero saber y espero documento grafico del evento, -ya sabes como somos los pescadores-, como te ha ido con la otra maria, si la sacaste en junio o te quedó para septiembre. La Pesca, esa Magia.
Espectante, Carlos
Desgraciadamente, compatriotas impresentables los tenemos todos... Marie
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